Los sábados camino más tarde. Llego hasta más allá del
Hotel Conquistador, hasta donde empieza la montaña y la carretera. De regreso
entro a la Catedral de Ciudad Quesada (Catedral San Carlos Borromeo). Subo las
escalinatas y llego hasta el recinto del templo. Las puertas están abiertas,
pero no hay nadie. Se respira ese aire acogedor y misterioso de los recintos
religiosos. El Cristo en el centro, los bancos de madera y los vitrales
imprimen una atmósfera de solemnidad y respeto.
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