Avanzo en dirección hacia el pie de la montaña. El
tiempo cambia, se nubla y siento un frescor. Veo hoteles que me recuerdan a los
de Venezuela por sus bellos acabados arquitectónicos. Las casas tienen rejas y
jardines. Todas se ven muy lindas y funcionales. Pero hay una que no tiene esos
atributos; no obstante, tiene un pino muy alto que la embellece. La naturaleza
siempre será más elegante y sublime que cualquier construcción de los hombres.
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